viernes, 9 de mayo de 2025

 Cada día

o más bien cuando el sol cae sobre la pampa

y el pastizal mezcla los sembrados y cultivados con lo agreste

en esa gama infinita de tonalidades verdes, amarillas, rojizas, marrones, maices, grises

y el agua de los arroyos refleja la luz violacea, turquesa y levemente anaranjada 

y la luna, casi llena, horizontea y asciende

el alma se junta con las regulaciones del color

enjuta

asiste a su derrumbe

en el que parece ya no caber pero si cabe

una muerte más,  algo que no volverá , toda una vida y un mundo

la mente lucha por no sentir pero esa batalla se pierde porque la tensión de su negativa 

arrasa con parte de la vida misma.

El cuerpo se duele: garganta, panza, taquicardia o insomnio: todas esa maneras que nos enlutan.

No sabemos vivir, ni morir.

Lo único que se decanta es que hay que aprender 

y despedirse para poder dar un paso, dos, tres hacia los cauces que se abrirán, no ahora, en el porvenir.