martes, 1 de julio de 2025

Cambia todo lo que puede cambiar

la luz, lo suave, lo que ya no se espera

los planes se hacen añicos

pienso, piensa, piensan

si habrá algo que no cambia

en

la disolución del tiempo.

Pero el tiempo no es algo

lo que es algo

son mis manos

los huesos, 

mis hijos

y las penas que cuando creés que se fueron, vuelven.

Algo es

el calor del sol buscado en el mediodía cuando afuera hace tanto frio.


domingo, 8 de junio de 2025

 El frio, bello

la belleza, helada

la elegancia perdida

los huesos, cascados

un fuego azul, verde, naranja.

Sabiduría escondida

comadreja que ya no vuelve.

Quise escribir temprano y terminé tomando una taza de té.

Quise pensar

pero mi cabeza se va para cualquier parte.

Deambulo lentamente sin hacer pie

como un caracol se da la vuelta

buscando debajo de lo hecho

la palabra

la ilación

un ancla en la herida salitrosa

para cobrar un poco de forma.

La falta de fuerza es tangible

otra taza de té, ahora

y otra y otra y otra más.

Hasta dormir.

viernes, 9 de mayo de 2025

 Cada día

o más bien cuando el sol cae sobre la pampa

y el pastizal mezcla los sembrados y cultivados con lo agreste

en esa gama infinita de tonalidades verdes, amarillas, rojizas, marrones, maices, grises

y el agua de los arroyos refleja la luz violacea, turquesa y levemente anaranjada 

y la luna, casi llena, horizontea y asciende

el alma se junta con las regulaciones del color

enjuta

asiste a su derrumbe

en el que parece ya no caber pero si cabe

una muerte más,  algo que no volverá , toda una vida y un mundo

la mente lucha por no sentir pero esa batalla se pierde porque la tensión de su negativa 

arrasa con parte de la vida misma.

El cuerpo se duele: garganta, panza, taquicardia o insomnio: todas esa maneras que nos enlutan.

No sabemos vivir, ni morir.

Lo único que se decanta es que hay que aprender 

y despedirse para poder dar un paso, dos, tres hacia los cauces que se abrirán, no ahora, en el porvenir.

domingo, 19 de enero de 2025

 Vuelta como un caracol

que debería, si supiese por dónde 

pero que se desvía 

se repliega, mira y se devuelve a su itinerario inicial.

Opiáceos del deber o la salutación engañosa

consumen.

¡Es que siempre tuve que soportar su persecución y las escondidas

en los alcohólicos muebles de melanina bermellón!

No busco trascender, su nombre, su claustro o su fantasía.

La mía es con café,  ese motor. Es con patio y si es posible, un lazito de amor contra el rojo bordó del muro.

Un hábito muscular de quince cuadras de distancia

un punto de llegada

al que se llega

y no se cree haber llegado.

No se siente como era previsto

en un vacío gris

lluvia pampeana 

se desarbolan

uno a uno 

los planes y ansiedades.

He buscado y encontré  pero ahora se evanecen las proposiciones 

como volutas blanquecinas. 




sábado, 4 de enero de 2025

 No es bueno venerar

el desastre de la época porque hayamos logrado sobrevivir

supimos, aprendimos

a bordear los agujeros

a construir y componer

recomponer ese pozo ciego y su desastre

-sí-

pero hay que deslindar

distinguir

disociar

con costo de fuerzas vitales, finitas e inconmensurables

lo que 

hicimos 

luego de la tormenta 

de la tormenta misma.

Creer es inevitable

andamos poniendo una cosa y otra, aquí y allá

como para organizarnos

como

la columna vertebral

un edificio

una cosa encima de la otra

frágil y transparente, a fin de cuentas.

¿Y en qué creer

tras el muro oscuro?

¿Dónde ahondar tras la crisis de fe?

¿Cómo nutrir a ese motor que necesita?


domingo, 8 de diciembre de 2024

Las series de fantasmas y apariciones

nos traen a la memoria

al corazón

a la mente

a nuestros fantasmas

que no son más que la súbita aparición mediante el gusto, tacto, olfato

o visión

de alguien o algunos que ya no viven en esta tierra, sobre su faz

pero vive en nosotros

vive en el aire

vive en las partículas que se posan sobre muebles, cortinas y luces filtradas

viven en sonidos teletransmitidos replegándose y reenviándose.

Viven en esos exactos reflujos del tiempo que llamamos recuerdos.

A veces ansiamos mudarnos de ciudad para cambiar estas memorias pero quien sabe

habrá otras cosas que las convoquen

habrá otras posaderas para esas volátiles intromisiones de otros tiempos en este que va como la calle principal.


Es

será una

de las tantas vidas

 que no podremos vibrar

 si no por ráfagas ficcionales, abruptas, esclarecidas

y en fuga.

Y ahora resulta que ese es el cuerpo que convocamos porque está yéndose

-somos polvo de estrellas-.


Asimismo

L convocaba a un cuerpo que se le iba

lo lograba agarrar por unas horas con sus trucos que le funcionaron décadas: la intoxicación eufórica

el ritual infinito

las llamadas telefónicas a voces conocidas.

Cuesta mucho comprender a quien no lo ha experimentado, tremenda tarea

hoy se dibuja la figura que no estábamos mirando.


El encuentro repentino con ese vacío amenazante cede.


Las gatas tienen la precepción de estos destinos subalternos, recónditos, en otras frecuencias

pero no se logra la buena comunicación con ellas.


domingo, 24 de noviembre de 2024

Nada por acá

ni un vástago

ni un truco

solo

la vacía

sensación

de no saber

de errar

de buscar alguna confirmación sensible, lenta

que se demore en la velocidad del mundo

que hoy

se aparece

opacamente, aún

antirromántica.

Escribo no para saber

escribo para estar unos ratos

construyendo la paciencia

que es la balsa, si se quiere

ante la ansiedad, la angustia

o como mejor se pueda decir 

de aquello.

Quiero verla

rodearla

amurallarla

para que no inunde a lo demás

la felicidad intocable que se esconde en algún lado que no estoy encontrando

en medio del calor abrasador del mes.


La desolación

la constatación

de flotar

sin deshacerse

la incerteza.


No hamacarse tanto que se salga volando por arriba

y te puedas romper la crisma contra el suelo.


Esos seres de aguas profundas que se clonan a si mismos

pólipos o llevados 

aferrados a una cosa y otra

alimentando agallas

limpiando las casas para hacer suelo

regando las plantas alrededor de los jardines subacuáticos.