domingo, 19 de enero de 2025

 Vuelta como un caracol

que debería, si supiese por dónde 

pero que se desvía 

se repliega, mira y se devuelve a su itinerario inicial.

Opiáceos del deber o la salutación engañosa

consumen.

¡Es que siempre tuve que soportar su persecución y las escondidas

en los alcohólicos muebles de melanina bermellón!

No busco trascender, su nombre, su claustro o su fantasía.

La mía es con café,  ese motor. Es con patio y si es posible, un lazito de amor contra el rojo bordó del muro.

Un hábito muscular de quince cuadras de distancia

un punto de llegada

al que se llega

y no se cree haber llegado.

No se siente como era previsto

en un vacío gris

lluvia pampeana 

se desarbolan

uno a uno 

los planes y ansiedades.

He buscado y encontré  pero ahora se evanecen las proposiciones 

como volutas blanquecinas. 




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