Cae un cuervo
o son dos cuerpos entrelazados
no se ve bien
están lejos.
Quizás sean dos seres vivos con plumaje oscuro
o mujeres vestidas de negro.
Caen por su peso.
Se tironean, se angustian.
La vida no es fácil, no es siempre liviana
pero siempre visito a mis amigas
tarde o temprano
a veces más tarde que temprano
tomamos mates
ella se atragantó con un rabanito y casi casi se ahoga (no podía explicar lo que le estaba pasando mientras estaba atragantada)
conversamos
podemos decir y escuchar esas palabras que estaban metidas debajo de los huesos
podemos no decirlas
y que atraviesen la mente rápidamente como las golondrinas en vuelo primaveral.
No como un cuervo.
No graznan.
Deben ser dichas eludiéndolas
quedamente
haciendo vibrar las cuerdas mas bajas para que se engorden, engrosen y enmascaren un poco.
Y así,
también caminando
entre los cuervos caídos,
los dichos que no vamos jamás a decir
porque no nos salen
porque algo se engendra a partir de las volutas de silencio
algo que no es bueno, eso seguro
aunque no hemos logrado sacárnoslo de encima
se acumulan en los sueños de las próximas noches y saldrán por acá y por allá, por todos lados.
Caen las distancias: se acercan y se alejan.
Al otro día sale el sol y la obra de la naturaleza continúa su trabajo
incesante.
Por unos momentos nos hemos detenido y el tiempo ha cesado.
Ahora sigue.
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