domingo, 15 de septiembre de 2024

Cae un cuervo

o son dos cuerpos entrelazados

no se ve bien

están lejos.

Quizás sean dos seres vivos con plumaje oscuro

o mujeres vestidas de negro.

Caen por su peso.

Se tironean, se angustian.

La vida no es fácil, no es siempre liviana

pero siempre visito a mis amigas

tarde o temprano

a veces más tarde que temprano

tomamos mates

ella se atragantó con un rabanito y casi casi se ahoga (no podía explicar lo que le estaba pasando mientras estaba atragantada)

conversamos

podemos decir y escuchar esas palabras que estaban metidas debajo de los huesos

podemos no decirlas 

y que atraviesen la mente rápidamente como las golondrinas en vuelo primaveral.

No como un cuervo.

No graznan.

Deben ser dichas eludiéndolas

quedamente

haciendo vibrar las cuerdas mas bajas para que se  engorden, engrosen y enmascaren un poco.

Y así,

 también caminando

entre los cuervos caídos, 

los dichos que no vamos jamás a decir

porque no nos salen

porque algo se engendra a partir de las volutas de silencio

algo que no es bueno, eso seguro

aunque no hemos logrado sacárnoslo de encima

se acumulan en los sueños de las próximas noches y saldrán por acá y por allá, por todos lados.


Caen las distancias: se acercan y se alejan.


 Al otro día sale el sol y la obra de la naturaleza continúa su trabajo

incesante.

Por unos momentos nos hemos detenido y el tiempo ha cesado.

Ahora sigue.

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