domingo, 8 de diciembre de 2024

Las series de fantasmas y apariciones

nos traen a la memoria

al corazón

a la mente

a nuestros fantasmas

que no son más que la súbita aparición mediante el gusto, tacto, olfato

o visión

de alguien o algunos que ya no viven en esta tierra, sobre su faz

pero vive en nosotros

vive en el aire

vive en las partículas que se posan sobre muebles, cortinas y luces filtradas

viven en sonidos teletransmitidos replegándose y reenviándose.

Viven en esos exactos reflujos del tiempo que llamamos recuerdos.

A veces ansiamos mudarnos de ciudad para cambiar estas memorias pero quien sabe

habrá otras cosas que las convoquen

habrá otras posaderas para esas volátiles intromisiones de otros tiempos en este que va como la calle principal.


Es

será una

de las tantas vidas

 que no podremos vibrar

 si no por ráfagas ficcionales, abruptas, esclarecidas

y en fuga.

Y ahora resulta que ese es el cuerpo que convocamos porque está yéndose

-somos polvo de estrellas-.


Asimismo

L convocaba a un cuerpo que se le iba

lo lograba agarrar por unas horas con sus trucos que le funcionaron décadas: la intoxicación eufórica

el ritual infinito

las llamadas telefónicas a voces conocidas.

Cuesta mucho comprender a quien no lo ha experimentado, tremenda tarea

hoy se dibuja la figura que no estábamos mirando.


El encuentro repentino con ese vacío amenazante cede.


Las gatas tienen la precepción de estos destinos subalternos, recónditos, en otras frecuencias

pero no se logra la buena comunicación con ellas.


domingo, 24 de noviembre de 2024

Nada por acá

ni un vástago

ni un truco

solo

la vacía

sensación

de no saber

de errar

de buscar alguna confirmación sensible, lenta

que se demore en la velocidad del mundo

que hoy

se aparece

opacamente, aún

antirromántica.

Escribo no para saber

escribo para estar unos ratos

construyendo la paciencia

que es la balsa, si se quiere

ante la ansiedad, la angustia

o como mejor se pueda decir 

de aquello.

Quiero verla

rodearla

amurallarla

para que no inunde a lo demás

la felicidad intocable que se esconde en algún lado que no estoy encontrando

en medio del calor abrasador del mes.


La desolación

la constatación

de flotar

sin deshacerse

la incerteza.


No hamacarse tanto que se salga volando por arriba

y te puedas romper la crisma contra el suelo.


Esos seres de aguas profundas que se clonan a si mismos

pólipos o llevados 

aferrados a una cosa y otra

alimentando agallas

limpiando las casas para hacer suelo

regando las plantas alrededor de los jardines subacuáticos.

martes, 22 de octubre de 2024

Una capa

dos

la vida geológica de los afectos.

Puedo entender la fatiga

incluso las ganas de irse de este mundo pero por cansancio, por saturación de intentar organizar un cuerpo que no

que se enferma, lesiona, desvanece a cada rato.

-Esa fue una de las frases más impactantes de mi analista que poco después se fue de este mundo-.

Quizás por eso

se extrae algo solo en el acto, en el hacer

en el trajín

del movimiento y la acción

sudar de la mente

porque la mente es un músculo.

El tedio, el cansancio, lo enorme de las labores que el sueño loco de las ideas, razones y cosas elucubra como una voluta interminable en ascenso

sin embargo

a veces

cuando

la luz no te lastima el ojo

el ojo no termina en el lago

el movimiento te habita

el paladar y la sed

 gustan

de una cosa rica

se disuelve algo, ahí

se evanesce y

desvanece

impregna

una capita suave

un rocío sutil

como un traje.

Ese traje, que ponés y sacás vos a las cosas y sin saber cómo ni porqué

pero ahora ves

que sos vos quien pone y saca, que eso

está en vos y cuanto mucho 

reverbera o no

o te parece que

rever

vera

no .


Hay que exprimir de algo, una extracción

un insecto que liba

una luz que rebota

un párpado que se pliega

una sombra móvil.

lunes, 23 de septiembre de 2024

 Taconeando

entre escaleras y riendo

o apresurando el paso para enmascarar el latido, el espejo

la tibia fuerza de la melancolía

que suda a palabra dicha

o

hueca, o sinsabor

o alcurnia de palabras

que ya nada tienen para dar

pero siguen, sin embargo,

dando vueltas por no se sabe donde.

domingo, 15 de septiembre de 2024

Cae un cuervo

o son dos cuerpos entrelazados

no se ve bien

están lejos.

Quizás sean dos seres vivos con plumaje oscuro

o mujeres vestidas de negro.

Caen por su peso.

Se tironean, se angustian.

La vida no es fácil, no es siempre liviana

pero siempre visito a mis amigas

tarde o temprano

a veces más tarde que temprano

tomamos mates

ella se atragantó con un rabanito y casi casi se ahoga (no podía explicar lo que le estaba pasando mientras estaba atragantada)

conversamos

podemos decir y escuchar esas palabras que estaban metidas debajo de los huesos

podemos no decirlas 

y que atraviesen la mente rápidamente como las golondrinas en vuelo primaveral.

No como un cuervo.

No graznan.

Deben ser dichas eludiéndolas

quedamente

haciendo vibrar las cuerdas mas bajas para que se  engorden, engrosen y enmascaren un poco.

Y así,

 también caminando

entre los cuervos caídos, 

los dichos que no vamos jamás a decir

porque no nos salen

porque algo se engendra a partir de las volutas de silencio

algo que no es bueno, eso seguro

aunque no hemos logrado sacárnoslo de encima

se acumulan en los sueños de las próximas noches y saldrán por acá y por allá, por todos lados.


Caen las distancias: se acercan y se alejan.


 Al otro día sale el sol y la obra de la naturaleza continúa su trabajo

incesante.

Por unos momentos nos hemos detenido y el tiempo ha cesado.

Ahora sigue.