Los piecitos de la monja se destacan por debajo de la mesa
en sandalias
los hombres bien vestidos con sus computadoras y teléfonos, expresiones muy serias
trabajan
cabellos bien rasurados, camisas entalladas, zapatos en punta, anteojos y bronceados que nos cuentan sus cosas de otros días,
sus autos
de alta y media gama hacen la siesta
miro como si fuese ajena
no me puedo ver a mi
misma
los chicos uniformados siempre amables.
El cielo está encapotado
una luz mortecina hace bajar los párpados
las persianas del mundo por un ratito
le bajan la intensidad a las personas
Es un segundo, dos
luego
todo se reinicia
sigue y anda como si nada.