Vayamos a Honolulu, dijiste
no, respondí, no quiero
hay que cruzar hielo, viento, mares, muertos
es un viaje largo y difícil, hay que ir por el Triángulo de las Bermudas
es demasiado lejos
no tenemos dinero
hipotecaríamos nuestra vida y, ¿ para qué?
Entonces vayamos a Indonesia, a Australia, a Mar del Norte
y empezaste una larga lista de lugares que habrías sacado de los libros que te habían leído de chica.
Cuando finalizaste te alcancé un vaso de agua
vayamos, te pedí con una voz muy suave,
con la mayor dulzura de la que fui capaz
a dormir la siesta ahora ahora,
por favor, te dije,
estoy exhausta,
quizás podamos soñar con algunos de esos lugares mientras nos enrollamos las piernas contra el vientre.
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