jueves, 29 de febrero de 2024

Soñé que te casabas: ¿con quién?¿Una mujer de rulos?

¿Llevabas un traje de terciopelo turquesa en medio del invierno?

¿Había nieve como un sinfín sobre el que se recortaban todas las siluetas de los cuerpos?

Había lentejuelas desperdigadas, plateadas y grandes como pétalos

livianas, desparramadas y en tropel

por un desvío casual flotaban  y no terminaban de caer

te hacían sentir que éramos amigos- sí, por una vez, auténticos amigos-.

Cuánto lo siento.

Salías de tu silencio y yo, salía del mío. Podíamos conversar.

El silencio es una casa demasiado acogedora.

Tanto que a veces puede enloquecer en sus poltronas.


Como los reyes, hay, 

quienes retienen 

su divina presencia

su divina reverencia

su divina condescendencia

su divina concupiscencia.

Se agarran con fuerza de esas maderas de balsa en el océano.

Son como los diques de las reglas de cortesía y la diplomacia

justo

lo contrario

del amor cortés.

Justo

como en un continente de nieve.


Me desperté

pensando en 

si ya estaría terminado aquel libro y quise preguntarte, quise leerlo 

aunque quizás ese libro no estuviera escrito

era extraño porque me parecía leer los títulos de sus capítulos y eran todos tan interesantes como tediosos

pero

hay que tener paciencia con el tedio

no se puede andar todo el tiempo en un burunbundún de diversiones.


Te mandé un mensaje. Fiel a tu estilo, te sumergiste como una ballena que se encuentra en otro océano

quise escribirte, preguntarte

pero seguías sin cruzar el muro, en la vigilia.

Ese muro hace pensar que no nacimos o que ya nacimos y ya morimos

todas las palabrerías del mundo se agolpan, en ese muro

son piedras y argamasas arcaicas las que están en la base y novísimas las de arriba.

Ese muro no deja ni un solo día de ser acrecentado por miles de obreros, esclavos y operarios que desconocen la finalidad de su obrar.


Tan sólo

una breve interjección casi impronunciable

un aliento veloz podría desmantelarlo.

Exhalada  por una ballena del Pacífico.


Ballena, sirena o tritones alejados. Aeroplanos, cosas viejas y en desuso que no logran volver a girar.

El ruido mecánico y desengrasado

se siente.

Aunque, por momentos, esa forma de los cuerpos aerodinámicos pretende acelerar el paso y sonsacarnos de la mordiente monodia del trácate trácate trácate tra.

sábado, 17 de febrero de 2024

La niña se cautivaba

el cautivo la miraba

un campo extenso de dientes de león o girasoles

serían la alfombra de su trote.

Faltaban los caballos

las tenues nieblas del invierno, aún.

Pero el sol ya teñía de violáceo el cielo y el cansancio del celeste había huido.

Faltaban todavía los zapatos y la elucubración del.miedo.

Lo demás ya estaba dado.