sábado, 17 de febrero de 2024

La niña se cautivaba

el cautivo la miraba

un campo extenso de dientes de león o girasoles

serían la alfombra de su trote.

Faltaban los caballos

las tenues nieblas del invierno, aún.

Pero el sol ya teñía de violáceo el cielo y el cansancio del celeste había huido.

Faltaban todavía los zapatos y la elucubración del.miedo.

Lo demás ya estaba dado.

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