La siesta sepulta y reorganiza
tiempos, vuelos y delirios
días de agitaciones febriles más acá y más allá del borde que
a veces
creemos- queremos- sea la piel y no
es la hora de las confusiones
de tiempos
y espacios pequeños, acotados.
Dormise, despertarse
despertarse, dormir
vaso de agua, baño, ventilador.
Motores que giran, pequeñas hélices
películas con aviones
una canícula voraz trae los vaticinios de los idus
de marzo.
El cuerpo no está listo.
Tan sólo
quisiera descender y volver con algo
una mínima reliquia
algo entubado, fosforescente
de esas fosas sin luz de las profundidades.
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