Es una inundación
se siente que esto no va, hay que esperar
me pondré a leer y tomar champagne.
Se murió mi analista
estoy perdida
lo extraño mucho:
el café posterior
la vida revisitada en Coronel Diaz y Santa Fe
yo la nueva
yo la anterior
yo la que vendrá
todas enredadas.
Pero la luz, los árboles, el falso y verdadero otoño, el resto de esa Buenas Aires que sí
-todo su fake, esplendoroso-.
Lloro ahí, muchas veces,
el piso de madera tenía un huevo
me mareaba al subir y bajar del diván
nunca pude
tocar el timbre correcto.
Sus bromas
su voz de timbres graves y tan amables y urgentes
la piedad cruel que se le notaba.
El samurai que sabía que uno era una cosa deshechada
una mierda y ya
que cuando entrabas ahí tu vergüenza y tu máscara doliente
tu versión siempre un poco estúpida de las cosas se transformaba en otra
otra
otra
cosa.
La garganta testigo y sí
no sos lo que creías
no sos lo que decías no sos tu buena
alumna
y sí
y sos tan solo
tan sola.
Ahora que ya no puedo ir, porque no estás ahi
se me ocurrió leer todos tus libros
voy a aprovechar lo que aún tengo de inteleccion y capacidad mental
para intentar hablar-me con los textos
para intentar lo que intentaste.
Así
de ambiciosa soy
así de delirante mi proyecto pues aún lo creo posible
o
al menos
voy a tratar de usar esta cosa a lo judía errante un poco dis lo ca da que, la verdad, es una suerte, me haya tocado.
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