Crucé a mamá en la esquina de su casa
en su andar tamborileante iba al kiosco.
No me reconoció, dio un respingo
me presenté como si no nos conociéramos y se rio, nos reímos ambas fuerte cuando me dio la mano formalmente.
-Voy comprar cigarrillos, compro un paquete solo porque si no fumo más-
dijo como dice hace cuarenta años.
Ella es tres:
una cree en lo que dice
otra me lo dice para intentar que me lo crea
otra no recuerda ya a sus hijas.
Y mañana será otra: una que ríe y me hace reír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario